Bebés robados

bebés robadosHay fuertes indicios de que el robo de niños se perpetuó en clínicas de toda España desde los años 50 hasta los años 90. Se calcula que miles de niños y niñas fueron arrebatados a sus padres sin su consentimiento y adoptados por otras personas de forma ilegal. La mayoría de estos robos sucedieron en clínicas ligadas a la Iglesia.

No me voy a detener en un tema que daría mucho de sí: La Iglesia actuando con total impunidad. Basta ver los rostros de las monjas de la foto mostrada por el periódico El País, con uno de esos niños probablemente robado.  No hay asomo de culpa, todo lo contrario, sonríen alrededor de esa criatura cuyo destino cambiarán para siempre.

Lo que aquí pretendo es mostrar el efecto psicológico que ha tenido en las mentes de los padres saber que su hijo había sido robado. En la mayoría de los relatos, las madres cuentan que cuando venían a anunciarle la muerte de su bebé habían detalles que no coincidían con la realidad, tales como que el bebé que supuestamente murió estaba perfectamente sano horas antes o que ante la insistencia de ver el cadáver les daban evasivas y jamás corroboraban el fallecimiento con sus propios ojos. Años después tampoco han podido corroborar la muerte ya que la mayoría de los documentos fueron destruidos. La duda se apoderó de las almas de estos padres a partir de entonces.

Los ritos funerarios son psicológicamente necesarios. Desde los tiempos más remotos el hombre ha realizado ritos de este tipo. Cuando un bebé desaparece el proceso de cierre psicológico no se puede dar. ¿Cómo se entierra a un desaparecido? La peor de todas las muertes es la que no se puede tramitar porque falta lo esencial, la certeza de la muerte misma. En vez de duelo aparece en su lugar un desgarrador enigma sin respuesta. La herida psicológica causada por la pérdida de un hijo no se puede suturar y por tanto la hemorragia psicológica persiste.

Las monjas, los curas, los médicos y enfermeras implicados en estos casos jamás se detuvieron a pensar en la agonía psicológica que causarían en estos padres en cuyas mentes han reverberado desde entonces las mismas preguntas sin respuesta: ¿Dónde estás? ¿Estás vivo o muerto?

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