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¿Decirle u ocultarle a un niño su adopción?

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adopciónSon muchas las inquietudes que la adopción despierta en los padres que han adoptado o que desean hacerlo. Las preguntas más frecuentes que los padres se hacen son: ¿he de decirle a mi hijo o hija que es adoptado? Si decido hacerlo, ¿cuál es el mejor momento?

Son muchos los padres que deciden ocultar la verdad. Otros deciden comunicarla cuando el chico o chica esté mayor ya que se piensa que los niños pequeños no tienen suficientes herramientas psicológicas para entender qué significa ser adoptado. Si bien no existe una única forma de proceder, ya que cada caso de adopción tiene sus propias peculiaridades, sí podemos reflexionar acerca de lo que significa para un niño o una niña ignorar o conocer un tramo de su propia historia.

Cuando los padres deciden no comunicarle a su hijo o hija que es adoptado lo hacen pensando que al no hablarlo el niño jamás lo sabrá. Jóvenes y adultos adoptados a los cuales se les ha ocultado la verdad suelen tener una oscura intuición acerca de su origen desde muy pequeños. Aquí surge una pregunta: ¿cómo puede un niño tener conocimiento de algo acerca de lo que jamás se le ha hablado? Los niños pueden aprehender la realidad a través de las palabras dichas por sus padres u otras personas cercanas durante el proceso de crianza pero también tienen acceso a la realidad a través de otras vías que les permiten captar aspectos mucho más sutiles del mundo que los rodea.

Los niños adoptados a los que se les ha ocultado su origen, no solo intuyen aquello que se les pretende ocultar sino que sufren en silencio porque captan una especie de mandato de que deben ignorar aquello que intuyen. Muchas veces este mandato interfiere con su capacidad para percibir correctamente la realidad. Muchos de estos niños se aproximaran a la realidad negando parte de ella.

Por los efectos que, ignorar un tramo de la propia historia puede acarrear, es que psicólogos, psicoterapeutas y psicoanalistas piensan que debe decírsele al niño lo más tempranamente posible su origen, utilizando un lenguaje acorde a su edad.

Revelar la verdad suele ser profundamente angustioso para los padres y precisamente la verdad se encubre para intentar disminuir la angustia. A veces, los padres prefieren callar la verdad porque imaginan que decirla puede causar un gran dolor en el niño o niña.

Sin embargo, decir la verdad garantizará que ese niño o niña construya su propia historia, sin vacíos que luego amenacen la estabilidad de su funcionamiento psicológico, respetando además el derecho inalienable que todo niño tiene de saber la verdad de su origen.

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